Menos de 500 días

 

Un vistazo a ciertos problemas concretos

 

FRANCIS PISANI , Silicon Valley

El 19 de agosto faltaban 500 días para el paso fatídico al año 2000. Al tratarse tanto de cifras simbólicas como de problemas serios, vale la pena aprovechar la ocasión para analizar con mayor claridad los problemas concretos susceptibles de surgir en nuestro mundo, cada vez más regido por las tecnologías de la información.

 

Recordémoslo una vez más: cantidad de ordenadores sólo reconocen en sus cálculos los últimos dos números de los años. El 31 de diciembre de 1999 a medianoche mostrarán la fecha 01.01.00, pero algunas máquinas interpretarán esta cifra como una vuelta al 1900.

 

Entre los ejemplos que se han manejado conservemos el de una administración que se niega a reconocer un cheque de retiro de una persona nacida en 1916, por la excelente razón de que, según ella, el honorable anciano todavía no ha nacido. Una conversación telefónica comenzada con toda ligereza antes de medianoche para desear un feliz nuevo milenio a un pariente distante podría, si se prolonga, facturarse como si hubiera durado casi un siglo. Los intereses mensuales pagaderos a mediados de enero corren el riesgo de dar pie a una reclamación por retrasos de cien años. Sin embargo, uno se entera con agrado que el responsable del asunto en la Casa Blanca afirma que, en caso de confusión, los sistemas de armamento estadounidenses se apagarán en lugar de activarse. "Me parece que las posibilidades para que haya paz en el mundo el primero de enero de 2000 son mejores que nunca", adelantó en tono de broma.

 

El problema no se limita a los ordenadores; ciertos microprocesadores deberán de ser reemplazados. Menos del 2%, según parece, pero no se sabe cuáles. Miles de millones (literalmente) se encuentran en servicio y de ellos hay millones en paradero desconocido.

 

A lo anterior hay que agregar que, en un mundo cada vez más interconectado, no sirve de nada que una fábrica haya resuelto el problema si sus proveedores aún no lo hacen. Queda el factor humano: la Bolsa de Nueva York es sin duda una de las instituciones mejor preparadas de cara al bug del año 2000 (Y2K en la jerga profesional), pero si los pequeños ahorradores retiran en masa su dinero la caída no será menos vertiginosa.